Luz Marina y Carlos José

Aunque los personajes de esta historia son todos ficticios, m s de cuatro podr n identificarse con ella porque habr n pasado por situaciones 'embarazosas' similares en las que algunas mujeres usan sus encantos f sicos y se hacen pre ar para as 'cazar' a un buen partido, heredar una propiedad, un seguro cuantioso, una herencia ca da del cielo, una pensi n vitalicia o cualquier otro bien material que las atraiga. Luz Marina, en nuestro caso, es una mujer sexualmente atractiva y astuta para usar su belleza y ganar los favores de algunos hombres clave en su vida, mas no suficientemente inteligente como para adquirir otros atributos que la respalden cuando sus encantos f sicos, con el tiempo, se desvanezcan, algo inexorable para todos los mortales. Para algunos, la belleza no lo es todo y una vez que se llega al coito u orgasmo, se necesita de cierta estimulaci n intelectual o art stica para poder proseguir exitosamente con la relaci n. Otros cierran sus ojos y se atienen s lo a sus sentidos. Y cuando hay un hijo de por medio, las cosas se complican, como en el caso de Daniel quien tuvo que soportar casi una vida respondiendo por su obligaci n: Carlos Jos ; y de no haber sido por la oportuna intervenci n de su hermano mayor, Eduardo, su familia pudo haber terminado tambi n cargando con la responsabilidad completa por su bisnieta y la prole de esta.Luz Marina y Carlos Jos desde un principio se aprovecharon de la bondad, la ingenuidad y la generosidad de do a Elena quien, en su af n por ayudar, termin contribuyendo al fracaso de su nieto al ofrecerle todo lo que pudo sin pedir a cambio un poquito de aplicaci n y responsabilidad de su parte. l, a su vez, fue v ctima de una mujer quien, deslumbrada por su coche deportivo (el de la abuela) y la morada donde habitaban, (la de la abuela) concibi a la ligera y premeditadamente una hija suya, esperando tambi n tomar partido personal. El fruto de su encuentro sexual, Melissa, es muy probable que un d a siga los mismos pasos de su abuela y de su madre. Quedan todos ahora advertidos. La historia termina como comienza, en un intento deliberado por sacar ventaja, mientras que nos transporta a locaciones remotas y excitantes del globo, mostr ndonos algo del Canad , de Chile, Suram rica, El Caribe y Europa en situaciones, algunas divertidas e iluminantes, otras tristes e injuriantes. Que la disfruten Martina Ortiz.