El Decamerón

Humana cosa es tener compasi鏮 de los afligidos, y aunque a todos conviene sentirla, m嫳 propio es que la sientan aquellos que ya han tenido menester de consuelo y lo han encontrado en otros: entre los cuales, si hubo alguien de 幨 necesitado o le fue querido o ya de 幨 recibi?el contento, me cuento yo. Porque desde mi primera juventud hasta este tiempo habiendo estado sobremanera inflamado por alt疄imo y oble amor. Tal vez, por yo narrarlo, bastante m嫳 de lo que parecer燰 conveniente a mi baja condici鏮 aunque por los discretos a cuya noticia lleg?fuese alabado y reputado en mucho, no menos me fue grand疄ima fatiga sufrirlo: ciertamente no por crueldad de la mujer amada sino por el excesivo fuego concebido en la mente por el poco dominado apetito, el cual porque con ning razonable l璥ite me dejaba estar contento, me hac燰 muchas veces sentir m嫳 dolor del que hab燰 necesidad. Y en aquella angustia tanto alivio me procuraron las afables razones de alg amigo y sus loables consuelos, que tengo la opini鏮 firm疄ima de que por haberme sucedido as?no estoy muerto. Pero cuando plugo a Aqu幨 que, siendo infinito, dio por ley inconmovible a todas las cosas mundanas el tener fin, mi amor, m嫳 que cualquiera otro ardiente y al cual no hab燰 podido ni romper ni doblar ninguna fuerza de voluntad ni de consejo ni de vergnza evidente ni ning peligro que pudiera seguirse de ello, disminuy?con el tiempo, de tal guisa que s鏊o me ha dejado de s?mismo en la memoria aquel placer que acostumbra ofrecer a quien no se pone a navegar en sus m嫳 hondos pi幨agos, por lo que, habiendo desaparecido todos sus afanes, siento que ha permanecido deleitoso donde en m?sol燰 doloroso estar.